La Quimera: un shooter con aires a mi gente latino

La Quimera: un shooter con aires a mi gente latino

La Quimera: Un shooter con aires a mi gente latino

El debut del estudio ucraniano Reburn nos presenta una distopía latinoamericana que intenta ser muchas cosas, pero no precisamente latinoamericana.

A principios de este año conocimos la noticia de que veteranos de la saga Metro estaban desarrollando un shooter en primera persona, para un solo jugador y cooperativo, enfocado en la narrativa. El título destacaba principalmente por su ambientación que abogaba por una América Latina distópica, azotada por la corrupción, dominada por las máquinas y las corporaciones. Bueno… no tan distópica.

En un primer momento, se esperaba que La Quimera, desarrollado por Reburn (una clara referencia al renacimiento), se lanzara el 25 de abril, pero por problemas internos el juego terminó publicándose el 7 de mayo en acceso anticipado a través de Steam. Esta versión incluye los primeros cuatro niveles de la campaña, con aproximadamente cinco horas de juego.

Juego con aroma tipo latino

La Quimera nos transporta a una Latinoamérica futurista donde las corporaciones controlan absolutamente todo. Cada ciudad funciona como una Sociedad Anónima que puede tener su propio ejército, leyes propias y la libertad de hacer con sus ciudadanos lo que se le antoje. En ese contexto, aterrizamos en Nueva Caracas, la ciudad donde transcurren las primeras horas del juego. Ahí, la gente rica se aprovecha de los pobres, la tecnología está por todos lados, y los drones y rascacielos se convierten en un decorado estético que intenta dar “folklore latinoamericano”.

Lo nuevo de Reburn está pensado para jugarse en cooperativo. Tenemos una especie de base central donde se pueden seleccionar misiones, configurar la dificultad y recolectar monedas para desbloquear armas: escopetas, subfusiles, revólveres, etc. Hay dos tipos principales: las comunes y las de energía, pensadas para diferentes enemigos (robóticos, humanos o híbridos).

La variedad de escenarios es amplia, y podemos desenvolvernos en junglas, rascacielos en ruinas, laboratorios y más. No se vuelve monótono porque cada uno tiene su encanto visual y técnico. Sin embargo, la estructura de las misiones es siempre la misma: pasillos con curvas, arenas con enemigos, y el objetivo fijo de disparar y esquivar. Las armas tienen presencia, buen retroceso, y las animaciones de recarga están bastante cuidadas, especialmente teniendo en cuenta que todavía queda desarrollo por delante

Pero el sistema cooperativo está ahí solo de nombre, porque los niveles no están diseñados para jugar con otros. Nuestro personaje tiene un exoesqueleto que le permite hacer dash, saltar alto y evitar el daño por caída, pero estos movimientos no están integrados con el diseño de escenarios y más allá de algún camino secundario para conseguir monedas o recursos, el recorrido es lineal, algo así como una galería de tiro.

Una historia que se ríe de sí misma

No quiero profundizar demasiado en la historia porque estamos ante un Early Access, pero sí puedo decir esto: La Quimera es como un show de stand-up malo convertido en shooter. Todos los personajes parecen una parodia de sí mismos ya que hablan pésimo español, putean constantemente sin contexto, y con ningún motivo narrativo para hacerlo.

Hay una gran variedad de personajes, eso sí: el prota que no habla, la hija del CEO corporativo, el comandante "copado", la esposa que solo aparece en hologramas, y una sarta de directivos y hombres de traje inútiles, que solo sirven para ofrecerle una tarjeta de crédito a una jubilada mientras controlan a la población.

El guión está lleno de intentos forzados de sonar “latino”. Pero suena más a “Lo que putean los latinos”, como si alguien hubiera llegado a la racha de 7 días en Duolingo. El resultado es caricaturesco y forzado. De hecho, es tan frustrante escuchar los diálogos que pequé de jugar con música de fondo para no sufrirlos. Un ejemplo: Helena Mendoza, hija de uno de los mandamases de Nueva Caracas, al ser rescatada grita (textual): “Mamaguevo, mamaverga. Fucking die, maldito mariposón.” Literalmente así.

Si no entendés una cultura, no la escribas

Algunos dirán que la historia en un juego cooperativo no es importante. Pero este juego se promociona como story-driven, y eso implica que la historia es clave. Reburn no es un estudio latino y claramente no comprende lo que está intentando representar. Y acá diría: "No cuentes historias que no entendés".

En Despelote destaqué cómo Joaquín Cordero aborda lo latino desde la sensibilidad, desde la empatía, desde una historia conectada con su gente y su cultura. En La Quimera, todo es impostado, ajeno, y vacío. Podría estar ambientado en cualquier otra parte del mundo y no cambiaría nada.

Podemos darle la derecha al titulo y entender que la globalización hizo estragos para que no sepamos diferenciar de donde es cada cosa y que el mundo es uno solo, que no existen las barreras. Ponele, pero no la compro. La Quimera usa América Latina como una escusa, un escenario decorativo, sin intención política, cultural ni social. No hay una búsqueda de identidad solo es una tapa bonita.

Más allá del apartado técnico o los bugs, el verdadero problema de La Quimera es conceptual. Se vendió como un shooter cooperativo con narrativa fuerte y ambientación latinoamericana pero no cumple con nada de eso. La historia no conecta, los personajes no tienen alma, y lo latino está tratado por arriba y con desconocimiento.

Me cuesta creer que veteranos de Metro, una saga que destaca por construir universos complejos y creíbles, hayan estado involucrados en este proyecto. Ojalá me equivoque y en las futuras actualizaciones le den una vuelta de rosca, pero a día de hoy, La Quimera es solo eso: un arma de airsoft super cara que solo dispara balines. 

Periodista. Respiro y hablo videojuegos desde que soy chico. Siempre encuentro el momento para jugar al lanzamiento de turno o un simulador de vida japones del 2002 con una taza de café negro al lado. Fan acérrimo del Jefe Maestro y el Doom Slayer y de los FPS en general pero tengo un problema, mantengo una relación tóxica con Call of Duty.

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