Es domingo, ya bastante tarde por la noche. A pesar de que mañana tenga que volver al colegio, no puedo dejar de competir en el torneo más sangriento de todos: Unreal Tournament. Ya pasé todos los desafíos, superando adversarios cada vez más inteligentes, rápidos, violentos. Pero todavía no me había enfrentado al peor y más brutal de todos. El hasta ahora campeón invicto del torneo: “Xan”.
No hay caso. Sigo intentando, aplicando todas las estrategias y movimientos que aprendí hasta el momento. No funciona… siempre termino mirando la misma pantalla de “Game Over”, con un anunciante que dicta que perdí el enfrentamiento una vez más. Cierro el juego frustrado, lo intento nuevamente a los días. No parece haber forma de vencer a una máquina, una IA perfectamente diseñada para el combate. Salvo, eso sí… que intente copiar y asimilar su misma estrategia de combate.
Xan es agresivo, rápido, no da respiro. Por eso, la mejor forma de combatirlo, tenía que ser sin miedo. Yendo a enfrentarlo desde el principio de la ronda. De esta forma, cada vez que lo vencía, podía acaparar todos y cada uno de los equipamientos y armamentos del mapa. ¿Él conseguía un lanza misiles? Yo tenía un cinturón de protección. ¿Conseguía un arma de hit scan? Podía eliminarlo desde el otro lado de la esquina con bombas químicas. Así, sus opciones se fueron acotando. Partidas y partidas perdidas se convirtieron en rondas ganadas, hasta que un día, logré finalmente vencer a ese adversario invicto hasta el momento. Así fue que logré proclamarme campeón de Unreal Tournament.
Los FPS marcaron mi vida desde un principio. Si Half Life me enseñó lo que puede construir y generar un juego single-player a nivel historia, Unreal Tournament 99 fue el encargado de enseñarme lo que podría ser una experiencia frenética de arena contra otros jugadores. Desde su estética gótica pero industrial, característica que trae desde el Unreal original, hasta una jugabilidad fluida y precisa, todo se juntaba para generar una experiencia más que placentera, en la que podía estar horas y horas, sin percatarme del tiempo.
Hoy, a 23 años de su lanzamiento (los mismos que la edad de quien les escribe) me sigue generando la misma emoción y estado zen de fraggear y fraggear por horas. Si bien a solo unos días de su lanzamiento salió también Quake 3 Arena, otro gran título del género y el principal competidor de Unreal Tournament, nunca pudo estar a la altura de la experiencia inicial. Amor a primera vista, díganle como quieran, pero es un juego que no envejece y al que siempre es válido revisitar por un par de partidas.
Aunque cueste recordarlo, Unreal Tournament 99 contaba con una historia, que servía más de contexto para lo que estaba sucediendo que como algo relevante para prestarle atención. Por si no te acuerdas, y estarías completamente perdonado/a si es así, la intro del mismo juego revela todo el lore que necesitas conocer: en un intento de reducir los actos de violencia entre compañías mineras (la principal fuente de ingresos para el gobierno y financiamiento para la guerra contra los Skaarj, raza alienígena invasora) el gobierno terrestre decide legalizar las peleas a muerte, las cuales son luego organizadas y televisadas en torneos junto con el apoyo de la compañía minera Liandri.
Estas letales demostraciones crecen en popularidad y se forma una liga profesional de luchadores. Nuestro objetivo es simple, destruir a nuestros adversarios, y así proclamarnos campeones de la competencia más sangrienta de todas.
Si vamos a hablar de bandas sonoras memorables, Unreal Tournament se lleva casi todos los premios. Desde la intro, ya podremos ir teniendo una idea a lo que apunta, pero es la música del menu la que nos va presentar en toda su gloria este título. Una melodía épica, industrial, y con diversos tonos y acentos que sin dudas podremos escuchar una y otra vez, sin cansarnos de ella.
Los compositores Alexander “Siren” Brandon y Michiel “M.C.A.” van den Bos son los responsables de semejante obra maestra, al igual que muchas otras pistas que ambientan los distintos niveles del juego. No sorprende de hecho que hayan sido reelegidos luego de haber realizado la banda sonora del Unreal original, ni tampoco que hayan trabajado tiempo después en la de Deus Ex.
Cada pista de UT99 funciona perfectamente por sí sola, y podríamos escucharla en nuestro tiempo libre, o mientras realizamos alguna otra tarea. Pero de más está decir que acompañan perfectamente el ritmo frenético de cada partida.
En cuanto al diseño de sonido en general, cada arma, power up, y diálogo de los personajes nos resultará único y fácilmente identificable. Desde el disparo singular del rifle de francotirador, hasta la lluvia de balas que puede lanzar la Minigun. De esta forma, con solo prestar atención, podremos identificar el arsenal de nuestros oponentes inclusive antes de verles frente a frente (y no menos importante, si cuentan con el temible power up amplificador de daño).
Por último, si hablamos del apartado sonoro del juego, no podemos dejar de mencionar uno de los aspectos más fácilmente identificables. Estamos hablando del anunciador, ese mismo que nos alerta del tiempo restante en las partidas, quién está en una racha de kills, y el legendario “M-M-M-M-MONSTER KILL” que tanto se ha reutilizado en otros juegos o mismo en servers customizados de Counter Strike 1.6.
Si bien hoy por hoy no es un juego que nos llame la atención gráficamente, Unreal Tournament aprovecha muy bien los efectos de iluminación y sombras para hacer que cada mapa se sienta único. Cada mapa tiene su particularidad que lo diferencia del resto, y hace que sea fácilmente identificable. Ya sea por su paleta de colores, distribución de elementos decorativos, o simplemente por la atmósfera que rodea al mapa. Nunca nos vamos a olvidar de mapas como “Facing Worlds”, “Deck 16” o “Phobos”, cada uno con su estética y layout único.
A su vez, la variedad de personajes presentes y que tendremos a disposición es decentemente variada. Podemos customizar a nuestro gladiador futurista, ya sea seleccionando la armadura o vestimenta de distintas facciones, y dentro de ellas elementos como “Rostro” y “Color”. Si lo comparamos quizás con los personajes del Quake Arena 3, notaremos que no hay tanto rango de opciones, o no son tan variadas y alocadas, pero algo de personalización para nuestro protagonista es bienvenido.
De lo más memorable y a su vez lo más difícil de replicar en otros juegos, es el diverso arsenal que tendremos a disposición. Cada arma en Unreal Tournament se siente diferente, y tiene una función particular. Esto se ve acentuado por el hecho de que todas las armas poseen un disparo secundario, el cual amplifica o cambia completamente el funcionamiento de las mismas, dando así otro abanico de posibilidades a la hora de encarar un combate.
Por ejemplo: la Enforcer, pistola clásica pero no así menos respetable del juego, puede ser utilizada en disparos lentos y precisos, o en sucesión más rápida y dispersa para corto alcance. El inconfundible Flak Cannon puede usarse como una escopeta en su disparo primario, pero el secundario nos permitirá lanzar un proyectil que detona al impacto, lanzando así esquirlas a su alrededor y permitiéndonos alcanzar a contrincantes que estaban fuera de nuestro rango. O también el Shock Rifle, el cual funciona como una ray gun naturalmente, pero su disparo alternativo nos permite lanzar una bola de energía que explota al contacto. Dato no menor, es que si golpeamos dicha bola de energía con el disparo principal, podremos detonarla en el medio del aire, y duplicaremos el daño y rango explosivo que genera.
En una partida no utilizaremos una, o dos armas que sean nuestras favoritas, sino que constantemente estaremos yendo y viniendo según lo demande la situación. Esto genera una danza natural de combate, en la cual dominaremos no solo el movimiento de nuestro personaje, sino el arsenal que esté a nuestro alcance.
Los distintos modos de juegos, ya sea “Capturar la Bandera”, “Deathmatch” o “Team Deathmatch”, “Dominación” y por último, pero no menos entretenido, “Asalto”, nos dan horas y horas de partidas frenéticas, y cada una con una rotación específica o compartida de mapas. Quizás en un principio disfrutemos la experiencia más clásica y arcade de un buen “Deathmatch”, pero también podemos optar con mapas que posean objetivos específicos, como son los de “Asalto”. La realidad es que hay un modo para todos, y eso sin contar las “Mutaciones” que podemos sumarle a cada partida: desde “Instagib”, cambiar nuestra arma cuerpo a cuerpo por una motosierra, baja gravedad, y muchos más.
Otra mención especial se la tiene que llevar la IA del juego, la cual aún en dificultades medias nos plantea un desafío constante. Siempre que empecemos a sentirnos demasiado cómodos y a gusto, podemos subir un nivel de dificultad y darnos cuenta como aún tenemos mucho que mejorar. Aun así, es fundamental dominar al menos un nivel intermedio de bots, y así familiarizarnos con cada uno de los mapas y armamentos que tengamos. Y sino, siempre podremos medirnos en el multiplayer contra otros jugadores y demostrar nuestro nivel. Eso sí, advertencia de colega, hay jugadores que llevan años jugando en algunos servidores. Si quieren un desafío real, definitivamente se encuentra en el multijugador.
Unreal Tournament es un clásico de los FPS, eso está clarísimo. Los avances y el aporte que dejó para todos los arena shooters a futuro fue significativo. Si bien es un género que cada vez está más en declive, relegado a títulos AA principalmente, no paro de volver al UT99 clásico, o más bien su versión Game Of The Year que es más común conseguirla hoy en día. No está de más aclarar que la comunidad de modders se ha encargado de dejar suficiente contenido como para años y años de juego. Desde campañas single-player, hasta mapas personalizados, modos de juego completamente distintos y mejoras o cambios visuales. Hay de todo para todos, pero aun si eso no fuese suficiente, existen dos secuelas mayores, las cuales a pesar de cambiar y añadir unas cuantas mecánicas y gráficos mucho más actuales, mantienen una sensación de juego precisa y similar al clásico.
Eso sí, un clásico es un clásico, y Unreal Tournament supo ser el alfa y el omega en su categoría. El verdadero campeón del torneo.
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