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5 febrero 2021

Reseñamos: The Medium

La nueva propuesta de los creadores de Layers of Fear



The Medium es la más reciente propuesta de Bloober Team, estudio detrás de títulos como Layers of Fear y Observer. El título llega en medio de una tormenta de hype, postulándose como uno de los grandes alicientes de la nueva generación de Xbox, haciendo pleno uso de su disco sólido para traer consigo una nueva generación de horror. ¿Está el título a la altura de lo vendido? Averigüémoslo.

¡Echa también un vistazo a nuestra video reseña!


En The Medium encarnamos a Marianne personaje que, como indica el título, es una médium ¿Qué es eso? Una persona extrasensorial capaz de comunicarse con seres “del más allá”, por colocarlo de algún modo. Como tal, ya en los primeros minutos de la aventura se nos introducen estas características de Marianne, cuyos orígenes desconoce hasta que, en un lluvioso y doloroso día, recibe una sorpresiva llamada cuya voz le promete respuestas a todas sus dudas; de ahí en más, el resto del juego se desarrollará en Niwa, un hotel abandonado, y sus alrededores. La historia del juego trata algunos temas sensibles dentro de un contexto político, bebiendo muchos elementos de la vida real, donde mayormente vamos descubriendo la historia detrás del hotel que visitamos y cómo encajamos (o no) nosotros en ella.


La historia de Marianne empieza medianamente interesante pero se vuelve aburrida muy rápido

A grandes rasgos, nada que nunca se haya visto, si bien hay esbozos de ideas interesantes, aunque nunca profundizadas del todo. Es que The Medium cuenta con un relato de a momentos prometedor, pero que en gran parte termina entreteniéndose a sí mismo con superficialidades como la “cámara dual” que no solo no agrega ningún peso dramático, sino que además distrae. Como si eso fuera poco, la mayoría del argumento se nos alimenta a cucharadas a través de interminables líneas de diálogo (un sinfín de voces en off y voice overs) y muchos textos que explican y sobre explican lo que pasa a la vez que, irónicamente, no son del todo claros. Sí, es raro. Por un lado de a momentos te repiten una y otra vez lo mismo, pero sin ser muy directos al respecto, como si ese “misterio” tornara a todo más interesante por acto de magia.

Y, para hacer las cosas aun peor, estamos frente a un juego que recae básicamente en su narrativa pero que, a pesar de tener un inicio interesante, luego se estanca en un segundo acto muy pausado y alargado, en especial dado que la protagonista tiene la manía de caminar en una marcha tan lenta que hasta provoca sueño.



De hecho, a nivel jugable estamos frente a un título que, de manera casi peyorativa, se lo podría etiquetar de “Walking Simulator”, aunque si estamos un poco más tolerantes también podríamos llamarlo “Aventura Gráfica” o juego de “Terror Psicológico.” En líneas generales, el diseño del juego consiste en: entrar a un cuarto; ver que te falta un objeto x para avanzar; dar dos pasos y hallarlo. Todo esto mientras oímos el incesante diálogo mental de Marianne, contándote qué le pasa y qué está pasando en todo momento. Yendo a lo concreto, si bien es cierto que el diseño que acabo de describir es extremadamente simple, no por eso es inherentemente malo, ¿me explico? Como he mencionado, el género en sí de la “Aventura Gráfica” se guía bastante por estos principios, pero el problema con The Medium es que sus puzzles son extremadamente sencillos. Dicho de manera directa: el juego no presenta un solo desafío y, al no hacerlo, aburre bastante rápido, a no ser que te sientas demasiado cautivado por su mundo. Sí, este es uno de esos juegos que algunos intentan venderte como “una experiencia”, en lugar de un videojuego.


En ocasiones tendremos que “reconstruir” recuerdos para descubrir detalles de la historia

Bueno, ¿pero y la “cámara dual”? ¿Este supuesto “atributo” que tanto se nos vendió en el marketing del juego? Una vez que pasa ese “enamoramiento” inicial, uno se da cuenta que la “cámara dual” ofrece poco y nada más que lucir “cool”. Aparece en momentos puntuales de la aventura, donde mayormente tendremos que explorar algún cuarto (o cuartos) para resolver un pequeño puzzle. Sin embargo, como mencioné en el anterior párrafo, no hay mucho desafío en estas instancias, ya que mayormente todo se resuelve con apretar “X” para interactuar con algo del “mundo espiritual” o apretar “A” para interactuar con algo del “mundo material”. Si esperaban puzzles un tanto enrevesados, intuitivos o creativos, nada que ver. Lo que me lleva a otro punto: el juego es muy poco dinámico. Constantemente uno siente que es llevado de la mano: abrí esta puerta; caminá por este pasillo; apretá un botón para defenderte… sí, defenderte. Pero no esperen acción ni nada por el estilo. Marianne cuenta con una suerte de “energía espiritual” que puede usar para, con “RB”, generar un escudo para defenderse (mayormente lo usaremos para alejar las polillas que pueblan algunos pasillos), mientras que con “RT” lanzaremos una suerte de “onda expansiva” de energía (la cual usaremos para abrir alguna que otra puerta). Pero ven, no pasa más allá de eso. El juego te dice y te marca muy puntualmente cuándo tenés que hacer qué cosa. Es obvio que si estamos caminando por un pasillo y aparecen polillas tenemos que apretar “RB”. No hay lugar para la intuición, para lo dinámico y, mucho menos, para la diversión. The Medium es simplemente un sinfín de pasillos carentes de cuestiones lúdicas, maquillado con una “cámara dual” y demás decisiones “artísticas” para ocultar sus muchas falencias o, directamente, sus muchas ausencias.


La “cámara dual”, si bien vistosa, se siente desaprovechada

Es quizás importante mencionar también las contadas instancias de “sigilo” que el juego tiene, donde una mecánica, que consiste en contener la respiración para evitar ser oídos por el monstruo, pasa mayormente desapercibida. Aunque bueno, estas secuencias en sí pasan desapercibidas, ya que son… ¿cuántas? ¿Tres o cuatro? No mucho más que eso, y enteramente olvidables.

Lo certero es que los muchachos de Bloober Team, a esta altura ya más que conocidos por sus reiterados “Walking Simulator”, no se hicieron ningún favor al vender su juego como una suerte de Silent Hill o como, al menos, algo cercano a un Survival Horror de los antiguos. No solo no da la talla para compararse con ellos sino que también peca como Aventura Gráfica lo cual es, en definitiva, a lo que más se asemeja. Como mencioné anteriormente, a algunos quizá los convenza esta “experiencia” carente de desafíos; pero a mí no. A mí se me antoja como un esfuerzo muy vago y hasta pretencioso de contar algo que nunca termina de cobrar forma frente a nuestros ojos.



Estamos frente a uno de los primeros juegos exclusivos de la nueva generación de consolas. ¿Se nota? No. Pero bueno, tengamos en cuenta que, si bien el juego recibió el apoyo de Microsoft, no deja de tratarse de un AA; es decir: un título de mayor producción que un indie, sí, pero lejos de ser un tanque. Dicho esto, los gráficos no están nada mal, lo único que deja un poco que desear son las animaciones, las cuales son un tanto robóticas. Más allá de eso, cumple, resultando especialmente vistoso en el “Mundo Espiritual”, donde reina un arte grotesco inspirado en Zdzisław Beksiński, pintor compatriota de Bloober Team. Bueno, no solo inspirado, claro, ya que algunos entornos lucen casi calcados de la obra de este señor, como así también se hacen algunas escuetas citas a otros artistas (Caravaggio, por ejemplo). Nota de color, solamente.


La dirección de arte es uno de los pocos aspectos que sobresale de la aventura

El gran problema en este apartado es su optimización, de lo cual ya habrán escuchado bastante. Miren, siéndoles sincero, yo ni esperaba poder correr este juego. Uso una GTX970 con un i5 4690k, 12 de RAM DRR3 y un SSD SATA pero, así y todo, pude correr el juego medianamente bien. Digo “medianamente” porque el rendimiento es muy, pero muy irregular. Al ser un juego que se vale de la “cámara fija”, propia de los juegos de otrora, en un plano te puede andar a 60fps mientras que en otro te anda a 20. Y ni que hablar cuando entra en juego la “cámara dual”, la cual presenta problemas incluso para las placas RTX de Nvidia. Así y todo, si quien lee esto tiene una PC similar a la mía, no tema, que jugar se puede jugar, irregularidades aparte.

“Sadness”, del OST del juego

En cuanto a el sonido, Kelly Burke interpreta a la protagonista, mientras que el conocidísimo Troy Baker presta su voz al antagonista, un monstruo cuya voz no es el todo sencillo reconocer. Las actuaciones, sin ser nada de otro mundo, cumplen su propósito y, si bien no está disponible doblado al español, sí tenemos subtítulos en nuestro idioma. Donde sin duda sobresale la propuesta es en la música, donde al ya habitual compositor de Bloober, Arkadiusz Reikowski, se le une el veterano Akira Yamaoka. ¿El resultado? Algunas canciones se parecen un poco a Silent Hill, indudablemente (escuchen “Outside NIWA”, por ejemplo, y ni que hablar “The Love That Was Lost”, canción presente en el trailer pero ausente en el juego), cuestión potenciada por la aparición de Mary Elizabeth McGlynn prestando su voz para algunas canciones cantadas. ¡Un lujo! De paso me tomo el espacio para mencionar la canción “Across The Shore”, donde la voz de Mary parece casi levitar en la mísmisima orilla a la que el título hace alusión ¡Verdaderamente bellísima!

En fin, en líneas generales, la música del juego es sin lugar a dudas lo más rescatable de esta “experiencia”, y absolutamente es un álbum que recomiendo escuchar para todos los fanáticos de ambos compositores.



The Medium no es el peor juego jamás creado, pero sí uno para el olvido. Sus pretenciones con la “cámara dual” no son más que un truco de marketing; sus inspiraciones en Beksiński son bonitas, pero para eso miráte unas imágenes del juego y ya; su música, con la colaboración de Yamaoka, es un tanto emotiva de a momentos, pero para eso escucháte el disco en Spotify y listo. El punto es que, como juego, The Medium ofrece poco y nada, siendo aburrido y, últimamente, enteramente olvidable. Uno de esos juegos “ideales” para Game Pass, ya que, a conciencia, uno nunca pagaría más que unas pocas monedas por él. Y encima es cortísimo, durando poco más que 6 horas y ofreciendo nula rejugabilidad. Aunque, oigan, ¡quizá eso es bueno!


Autor:

Gonzalo Rodríguez

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