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13 agosto 2021

Reseñamos: Hades

Un regalo de los Dioses



Desde que los videojuegos independientes empezaron a irrumpir de forma silenciosa en la industria, de vez en cuando aparece uno que trasciende su etiqueta de “indie” para alcanzar el calibre de los mejores juegos jamás hechos. Pocos títulos se pueden llevar ese honor, el de encontrarse a la par con superproducciones triple-A en términos de calidad. Hades es, sin lugar a dudas, uno de ellos.

Hades es el cuarto proyecto del estudio Supergiant Games, también conocido por sus obras Bastion, Transistor y Pyre. Se lanzó en diciembre de 2018 como acceso anticipado para PC, y en septiembre de 2020 llegó a Nintendo Switch junto a su versión final. En este transcurso de casi tres años, pasó por actualizaciones de contenido y mejoras que lo transformaron en el juego aplaudido y galardonado que es actualmente. 

Hoy, Hades estará disponible para muchos más usuarios ya que se lanza para PS4, PS5, Xbox One, y Xbox Series X|S. Se suma incluso al catálogo del servicio de suscripción Xbox Game Pass para consolas y PC. Es por eso que, en vista de que llegará a más personas y más plataformas, queríamos aprovechar esta oportunidad para reseñar uno de los juegos más destacados del último año.



En Hades, el jugador controla a Zagreus, el hijo del personaje titular. Zagreus intenta desde el principio del juego abandonar el Inframundo, ya que tiene una fuerte sensación de que no pertenece allí. Una y otra vez se enfrentará a las criaturas del infierno para escaparse, y a pesar de contar con la ayuda de los Dioses del Olimpo, una y otra vez fallará. A lo largo del camino, se enterará detalles de su propio origen y de los personajes que lo rodean.

Estos personajes conforman uno de los aspectos más encantadores del juego. Empezando por Zagreus, quien es simpático, terco, bondadoso y sarcástico: el protagonista perfecto. Su padre, en cambio, es malhumorado e iracundo, aunque oculta más facetas bajo la superficie. Otros roles importantes los ocupan Nyx, la misteriosa madre de Zagreus; y Hypnos, el somnoliento trabajador del infierno que recibe al jugador después de cada intento.

Quienes nombré y muchos otros secundarios habitan la Casa de Hades y otros lugares del Inframundo, y se complementan con los Dioses que ayudan a Zagreus, entre los que se encuentran Zeus, Poseidón, y Atenea. Con cada uno de estos el jugador puede entablar decenas de conversaciones, las cuales no solo construyen la tridimensionalidad de los personajes, sino que también avanzan muy de a poco la trama principal y otras secundarias.



El único escritor de Hades, Greg Kasavin, le da su propio “giro” a todas estas figuras de la mitología griega, jugando con lo que se sabe de ellas y presentando versiones únicas e interesantes. Todos los personajes tienen su arco narrativo, que se va descubriendo a medida que transcurre el juego. Y debe destacarse que además de que el guion está excepcionalmente escrito, los diálogos parecen nunca terminar: yo llevo más de 100 horas y aún me encuentro con geniales líneas que jamás había leído.

Un enorme mérito de Hades está en no solo contar una hermosa historia entrelazada con varias tangentes, sino en cómo logra incorporar esto con la jugabilidad. Lejos de bombardear con diálogo y exposición, la narrativa se presenta entre intento e intento de escapar del infierno. Así, se crea un bucle infinito que intercala gameplay con historia, de forma tal que el jugador no se aburre ni de un aspecto ni del otro. Un método que funciona a la perfección. 



Cuando uno empieza Hades, el juego lo introduce de lleno, sin explicación, contexto, tutorial o nada parecido, en una run. Es decir, un intento para escapar del infierno. Supergiant no pierde ni un segundo en demostrar cómo es el juego, aunque solamente sea la punta del iceberg. Dependiendo de las habilidades de uno, el jugador durará menos o más, pero lo importante es que luego de enfrentarse a una cierta cantidad de enemigos, se topará con un aspecto clave de Hades: la muerte.

No es nada revolucionario decir que debes acostumbrarte a la muerte al jugar un roguelike, ya que el punto de estos yace en intentar y fallar una y otra vez. Pero en el caso de Hades, se lleva este concepto al próximo nivel. Casi nunca me frustré al morir, ya que en este juego es solo un paso más hacia la progresión del protagonista. Zagreus se hace más fuerte con cada muerte gracias a las mejoras que puede adquirir, a la vez que el jugador adquiere más experiencia y habilidad. Esto hace que uno nunca se sienta estancado, y lo motiva a perseverar hasta triunfar.



Cada run lleva a Zagreus a explorar los mismos cuatro biomas en el mismo orden, pero, una vez más, al ser un roguelike los entornos nunca son iguales. Cada enfrentamiento o encuentro con un NPC se da en distintas habitaciones, las cuales se generan de forma aleatoria. El jugador debe progresar tomando decisiones sobre lo que quiere priorizar: oro, más vida máxima, mejoras para el arma, Oscuridad (para mejorar al personaje), gemas (para construir mejoras en la base y otras cosas), o una bendición de un Dios.

Esto último es uno de los aspectos que más disfruto de Hades, ya que en cada run tendremos una “build” distinta, según los Dioses y las bendiciones que toquen. Y si bien es aleatorio, a medida que uno va jugando, descubre combinaciones entre armas, bendiciones y Dioses que funcionan de maravilla. Más adelante se pueden usar Recuerdos para influenciar lo que toca, y aprovechar al máximo las bendiciones de dúos para armar a Zagreus de manera tal que arrase con todo lo que se le ponga enfrente.



En cuanto al gameplay de momento a momento, este es extremadamente fluido y satisfactorio. Se pueden usar seis armas, cada una con sus variaciones, y estas ofrecen una jugabilidad dinámica que nunca aburre. Incluso habiendo pasado el juego decenas de veces, sigue siendo una jugabilidad que me llena de adrenalina y me hace sentir realmente como el príncipe del Inframundo. A esto contribuye también un sistema que aparece en cierto punto del juego, y permite subir la dificultad modificando varios factores.



El equipo de arte de Supergiant, liderado por la talentosa Jen Zee, hizo un trabajo fenomenal con Hades. Cada uno de los cuatro biomas que mencionaba antes tiene una estética distintiva, desde los rojos y los verdes saturados que contrastan en Tártaro, hasta los tétricos y claustrofóbicos pasillos del Templo de Estigia. Y ni que hablar de los paisajes que se presentan si uno para durante unos segundos para apreciar la vista en ciertas locaciones. 



Y no puedo alabar lo suficiente el diseño de los personajes, que por más menores que sean, cada vez que aparecen en pantalla uno no puede evitar quedándose mirando esos preciosos retratos, tan detallados y que le infieren tanta vida a quienes representan. Como cada personaje solo tiene un dibujo, estos evocan a través de su pose todo lo que se debe saber sobre el mismo. Incluso a Roquita, la roca que Sísifo debe empujar como castigo eterno, se le confiere personalidad con su retrato.



Hace falta muchísimo talento para, a través de solo un dibujo por personaje, lograr transmitir al jugador la esencia de Dioses y otros seres poderosísimos. Desde los imponentes Hades y Zeus hasta los intimidantes Caronte y Tisífone, pasando por todo lo que hay en el medio, todos contribuyen a conformar el mundo del juego. Incluso se las arreglan para darle forma a Caos, la personificación del vacío primordial, a través de una figura andrógina con el mundo entero entre sus dedos. 

Finalmente debo mostrar mi admiración hacia Supergiant por encontrar una espectacular forma de representar a Zagreus. Mientras que el resto de los personajes tienen su base en pinturas y esculturas antiguas, hay muy poco existente de esta figura de la mitología griega, por lo que debieron hacer casi un diseño original. Y funcionó a la perfección: sus ojos uno de cada color, sus laureles de fuego, su simple pero contundente vestuario, y las calaveras colgadas de su hombro, todo contribuye a crear lo que se ha convertido en un nuevo ícono del gaming. 



Darren Korb ha sido el encargado de componer todos los juegos de Supergiant hasta ahora. En Bastion, Transistor y Pyre, sus canciones acompañan al mundo que rodea al jugador, y sirven para intensificar la atmósfera de los mundos que crea el resto del equipo desarrollador. Pero en el caso de Hades, su soundtrack trasciende esta función para convertirse en una parte crucial de la experiencia. Incluso tomado fuera de contexto, es simplemente un espectacular álbum musical.

El tema No Escape nos recibe desde el menú, preparándonos para el viaje tortuoso, pero infinitamente divertido, de Zagreus. Desde ahí en adelante, es una composición espectacular detrás de otra. La mayoría de las canciones, como Out of Tartarus, Mouth of Styx y God of the Dead sirven para disparar la adrenalina y acompañan al combate con el ritmo, las melodías y las instrumentaciones perfectas. Pero también hay otras, como Last Words, On the Coast y la maravillosa Good Riddance cantada por Ashley Barrett, que ponen las emociones a flor de piel.



El propio Korb canta algunos temas como Orfeo, y como si fuera poco también hace la voz de Zagreus. Lo cual me lleva a la actuación de voz del juego, que destaca porque a pesar de que no cuenta con actores conocidos, es de espectacular calidad y sirve tanto como los retratos para transmitir la esencia de cada personaje. Una mención especial debe ir para Logan Cunningham, quien interpreta a Hades, Poseidón, Aquiles, Caronte, Asterión, y el Narrador, cada uno con su voz y forma de hablar distintiva. Una hazaña que aún no logro comprender.



No solo todos y cada uno de los aspectos de Hades que acabo de repasar son excepcionales cuando se los toma por separado, sino que el gran mérito de Supergiant es que lograron fusionar todo para armar una obra cohesiva, sobresaliente y trascendental. Es una experiencia tan entretenida como profunda, que a la par de brindar jugabilidad variada y frenética, transmite una emotiva historia sobre la familia, el destino, y la perseverancia. De lo mejor que tuvo para ofrecernos el medio de los videojuegos en estos últimos años, y esperemos que sea una obra que inspire a más estudios independientes a crear su propio Hades.


Autor:

Iván Castillo

2 respuestas a “Reseñamos: Hades”

  1. Santonk dice:

    La mejor reseña que vi en 10 años de carrera, muy bien redactada

  2. Morodr dice:

    Excelente reseña sin spoiler!

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