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18 enero 2022

Microsoft y Activision Blizzard: Lo bueno, lo malo, y lo preocupante de la adquisición del año



Tan solo van 18 días del 2022, pero no me da nada de miedo catalogar a la compra de Activision Blizzard por parte de Microsoft como la adquisición del año. Así como lo fue Xbox + Bethesda en el 2021 (un trato casi diez veces más chico que este, monetariamente), este es un movimiento sísmico que va a dejar varias marcas en la industria del gaming una vez que se concrete, aparentemente en junio del 2023.

Sí, falta bastante tiempo para que suceda, pero las piezas están en su lugar, y de manera progresiva todo se va a ir moviendo para una dirección que aún desconocemos. Y aunque todavía quedan muchas interrogantes, tanto por la escala del trato como por la poca información que dieron ambas compañías al respecto, aquí intentaremos analizar cuáles son las consecuencias más previsibles de esta adquisición, pasando por lo que nos emociona, lo que nos preocupa, y todo en el medio.

Lo bueno

Xbox Game Pass es más que claramente el arma principal de Microsoft en el gaming ahora mismo, al punto al que las consolas Xbox Series X|S son algo secundario en su estrategia de marketing. Y fueron muy claros con que esta compra, al igual que la de Bethesda en el 2021, tiene como objetivo hacer que sea un servicio cada vez más esencial con los gamers.

Teniendo en cuenta que ahora poseen sagas como Warcraft, Overwatch, Diablo, Call of Duty, y tantas otras más, esto significa muchos más juegos de calidad en el catálogo de Game Pass. Aquí, los consumidores ganan: un precio muy accesible para disfrutar de títulos de este calibre es algo para festejar, y una manera en la que se mantienen al pie de la letra con su misión para llevar al gaming a todos los rincones que puedan.



Otra ventaja del trato es que es una oportunidad para que se ponga algo de orden interno en Activision Blizzard, una compañía que ha demostrado tener muchísimas falencias con respecto a la inclusión y la discriminación de sus empleados. Algo que Xbox se comprometió a arreglar, lo cual no es decir que lo demos por hecho. Llamémoslo un paso en la dirección correcta.

Como han notado algunos profesionales, bajo el mandato de Activision, Blizzard estaba presionada para lanzar juegos comercialmente exitosos cada cierta cantidad de tiempo. Ahora, en teoría, tendrían la oportunidad de recuperar algo de su independencia y trabajar en lo que quieran, con el tiempo que quieran. ¿Será el regreso a la época dorada de tan prestigioso estudio?

Lo malo

De nuevo regresando a la compra de Bethesda, Microsoft en aquel entonces no había dejado claro si sus próximos lanzamientos serían exclusivos de Xbox y PC, hasta que se confirmó que Starfield no llegaría a PlayStation. En este caso, parecen inclinarse más hacia la posibilidad de que sigan siendo multiplataformas. Esperamos que lo sean; de otra forma, sería una lástima que una gran porción de jugadores se quede sin algunas de estas sagas.

Este es solo otro escenario hipotético, pero podría existir la posibilidad de que la directiva de Xbox no sea la apropiada para manejar Activision Blizzard. Ya hemos visto lo que sucedió cuando compraron otros estudios como Rare, aunque se debe mencionar que ahora otro equipo está a cargo de la división, además de que la escala es inmensamente distinta. El punto es que irán en una nueva dirección, pero aún no se puede afirmar que será una “buena”.



Yendo a algo más concreto, el controversial CEO de Activision Blizzard, Bobby Kotick, se quedará en el poder hasta al menos junio de 2023, algo bastante perjudicial para sus empleados, si todo lo que se dijo sobre él es cierto. Cabe destacar que hace tan solo dos meses Spencer dijo estar “perturbado” por el reporte del Wall Street Journal sobre Kotick, y ahora está alabándolo. Incluso si lo echan, lo cual es poco probable, estará muy bien beneficiado económicamente.

Lo preocupante

Siempre que una compañía grande adquiere a otra de similar calibre, se habla de un posible monopolio, y esta vez no es distinto: las redes sociales ya están llenas de este tipo de observaciones. Pero, ¿qué tanta verdad hay en esa acusación? Viendo la lista de las 120 franquicias de videojuegos más vendidas de la historia en Wikipedia, podemos observar que Microsoft ahora posee 15 de ellas, comparado con las 13 de Nintendo, que es quien la sigue. Difícilmente se puede catalogar de monopolio.

La verdadera preocupación que tengo es el poder adquisitivo de Microsoft. 68,7 mil millones de dólares es una cifra altísima; e irónicamente es más que suficiente para adquirir por ejemplo a Nintendo, con lo cual Microsoft quedaría con 28 IPs de las más exitosas de la historia, haciendo que toda la situación sea mucho más peligrosa. Los monopolios no son buenos para los consumidores, pero Xbox está muy lejos de ser uno, aunque se puede argumentar que con esto la aguja se mueve un poco más en esa dirección.



Otro punto que no me gusta para nada es que el CEO de Microsoft, Satya Nadella, afirmó que un objetivo con esta adquisición es “desarrollar plataformas en el metaverso”. No hay tiempo ni lugar para meterse en esta cuestión, pero el metaverso es una moda ridícula y una enorme mentira, por lo que no me genera nada de confianza que ahora Xbox se meta en ella.

Conclusión

Este artículo es un breve análisis desde mi humilde persona, basado solamente en mis limitados conocimientos, investigación extensiva, y algo de especulación. Pero la realidad es que es un tema cuya dimensión nos excede a todos los simples mortales, y cuyas consecuencias solo se empezarán a sentir dentro de, mínimo, un año y medio. 

Todo esto para decir que hay muchas cosas en el aire, y nadie puede decir si esto beneficiará, o terminará perjudicando, a los gamers y a la industria a largo plazo. Siempre y cuando Microsoft se enfoque en “limpiar” Activision Blizzard y en avanzar su misión de que el gaming sea para todos, y no en alimentar la estafa del metaverso, esto será algo positivo. Y aunque existe el miedo del monopolio, está claro que no hemos llegado a esa etapa; es una posibilidad, pero una muy lejana e improbable como para preocuparnos por ello ahora.


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