Game Review: Wanderstop

Game Review: Wanderstop

GAME REVIEW: WANDERSTOP

David Wren regresa de su paso por The Beginner's Guide y Stanley Parable para transportarnos a un viaje de cambios e introspección que tiene como ingredientes principales el té, la paciencia y los juegos de granjas.

Hay algo interesante a tener en cuenta cuando hablamos de los juegos experimentales, esos títulos que en algún momento de la existencia aparecieron para romper un estigma que pocos jugadores esperamos se vea afectado en la industria, y es el de que, los videojuegos también pueden hablar. Con esto no quiero decir que una IA experimental aparece en el medio del mundo virtual donde estamos jugando o unos NPCs opinen sobre el último programa de Gran Hermano, sino que el videojuego per ce, sea un camino para darnos un mensaje a nosotros, uno que a través de sus mecánicas nos haga preguntar nuestro lugar en el mundo o el por qué realizamos cada tarea.

Uno de los primeros videojuegos o proyectos lúdicos que estuvo involucrado David Wren fue el mod para Half-Life 2, llamado Stanley Parable, el cual años después se transformaría en videojuego. El título tomaba inspiración de los famosos walking simulator, como Gone Home o Dear Esther; estas obras como tal tenían la particularidad de ser eso, simplemente caminar y empaparte de su narrativa. Stanley Parable se adjudicó estas simplezas pero les dió un vuelta de rosca, haciendo que el mismísimo narrador de la historia hablara con nosotros, los jugadores. 

En primera instancia el título se nos presenta como un walking simulator común y corriente pero a los pocos minutos de comenzar la aventura, este no nos muestra su verdadera cara, que sin entrar en spoilers o sacarle la magia, funciona como un camino en el que nosotros, como jugadores, estamos atrapados en una burbuja que nos hace pensar que siempre tenemos control total de nuestras acciones en los videojuegos. Por eso el narrador hace aparición para discutirnos constantemente en la aventura que todo lo que hicimos, hacemos o hagamos en Stanley Parable está completamente controlado por los desarrolladores. 

Esta Game Review está libre de spoilers.
¡Es seguro seguir leyendo!

En Wanderstop nos ponemos en el papel de Alta, una gran guerrera que dedicó gran parte de su existencia a convertirse en la mejor de todas. Esta determinación sin descanso la llevó a estar invicta y derrotar a los que alguna vez ella consideró maestros. Desafortunadamente, esta racha se termina y luego de una seguidilla de derrotas, el estado mental de nuestra personaje empieza a decaer poco a poco. Alta tienen una respuesta, y es encontrarse con la legendaria maestra Winters.

Para esto, nos adentramos en un bosque que a primera instancia parece ser uno más del montón. A lo largo de este viaje, Alta empieza a sentirse cansada y a perder fuerza, su espada, gran aliada en los años de victorias, pesa más de lo normal. Llega un punto donde es imposible levantarla, y decide dejarla en el bosque; unos metros más adelante Alta cae desmayada, llena frustración, enojo y agotamiento. Al despertamos, no sabemos donde estamos, pero un personaje enorme que recuerda a Kingpin, llamado Boro nos pone en situación

Estamos en Wanderstop, una especie de casa de té en el medio del bosque la cuál guarda un misterio que se nos plantea como hilo conductor en la historia. En el momento tenemos muchas incógnitas, como la de por qué no podemos levantar nuestra espada. A partir de acá, Boro, nos plantea que vayamos a tomar un té a la tienda y que nos relajemos hasta descifrar lo que nos está pasando.

Gracias a esto podemos conocer un poco a nuestra protagonista, la cual es testaruda, cerrada ante el cambio. Alta no tiene paciencia en lo absoluto, y a nosotros como jugadores se nos permite acoplarnos a esa frialdad de ella. Podemos escapar hacia el bosque, pero sin ningún éxito, y por otro lado, podemos acompañar a Boro y comenzar este camino de introspección y bolas de té.

Como ya mencionamos, estamos en una casa de té, y se nos presenta la posibilidad de preparar infusiones para que Alta pueda despejarse. Hay un mecanismo muy bien cuidado que sistematiza la preparación de las bebidas a través de distintos pasos. Llenamos el agua, la calentamos, colocamos un bola de té; luego elegimos una fruta de nuestro gusto y abrimos una válvula para que el líquido colorido pase por unos tubitos y llegue a la taza de nuestra elección. 

Esto a primera vista tiende a parecernos un poco monótono pero a lo largo de la aventura se nos van presentando distintos desafíos, como los locos pedidos de los clientes que van llegando. A todo esto, el videojuego nos plantea de inicio que todo lo hagamos esta bien, no hay error en la dinámica de la preparación. Siempre se nos va a dar una segunda oportunidad para todo lo que se nos presente Por ejemplo, en una de las habitaciones hay una especie de libro que tiene todas las respuestas correctas. Como la combinación de tal personaje o los pasos a seguir de algún que otro mandado que nos plantee Boro. Todo está al alcance de la mano.

Esto es algo en lo que el título de Ivy Road destaca, su permisividad ante el fallo y la satisfacción de poder adivinar una receta. Nos coloca, a Alba y a nosotros como jugadores en un estado zen que pocas veces es replicado en los juegos de granja, aunque parezca contradictorio. Acá vamos a poder plantar frutas, hongos o decorar nuestra tienda de té a gusto pero sin nada cambio. 

En Wanderstop no hay sistema de mejoras o de progresión; ni tampoco misiones diarias explícitas; todo lo que hacemos es por mera inercia (algunas veces un poco presionada) de seguir haciendo nada. Como jugadores esto se nos presenta como un desafío per ce, ya que estamos acostumbrados, y acá incluyo a los cozy gamers, a seguir patrones, a tomar decisiones en pos de algo material que nos puede dar este tipo de juego. De mirar una guía para saber cómo se puede entablar una relación con el personaje de turno. Todo tiene un por qué pero en lo nuevo de David Wren no es así y creo que es un acierto que el título se carga a la espalda con total seguridad. 

Wandertop quiere que paremos, que nos tomemos todo con calma, y la música por ejemplo de C418, conocido compositor de la banda sonora de Minecraft, hace que cada segundo en esta casa de té sea acogedora. No sé si es por la nostalgia que siento por la obra de Mojang, pero cada vez que escucho esos tonos, mi mente se relaja y se siente en casa. Hay veces en las cuales podremos hacernos infusiones y probar que es lo que Alta reflexiona. En ese sentido, cada sorbo de té es como un camino hacia la redención de nuestra personaje en su búsqueda de ser la mejor guerrera.

Toda esta introspección viene de la mano con el pasado de nuestra protagonista, el cual, sin entrar en spoilers, nos permite empatizar poco a poco en como ella suele vincularse con los demás y cuáles son sus motivaciones para estar obsesionada con la victoria. Obviamente para esto, Alta no está sola y el videojuego se apoya, al igual que nosotros, en los personajes secundarios que vienen a adornar esta historia. 

Cada cliente que llega a Wanderstop es una ventana de experiencias, algunas veces hiper extremistas, que no solo condiciona el temprano egoísmo de Alta, sino que a nosotros como jugadores nos hace contemplar distintas historias que son fáciles de reconocer en nuestro día a día, como lo puede ser, el aprender a ser padre, el miedo a quedarse solo o no saber como tomarse un respiro.

Wanderstop es un juego sincero. Es un título que no tiene miedo en hacernos parar un momento de tanta sistematización y productividad acelerada, o de incluso que nos aburrimos en algunos momentos. Lo nuevo de Ivy Road es consciente de lo que propone y está en nuestra completa libertad y raciocinio si decidimos quedarnos en este universo fantástico, lleno de historias, misterios y muchas infusiones. Porque de igual manera, si decidimos no seguir, todo está bien.

Periodista. Respiro y hablo videojuegos desde que soy chico. Siempre encuentro el momento para jugar al lanzamiento de turno o un simulador de vida japones del 2002 con una taza de café negro al lado. Fan acérrimo del Jefe Maestro y el Doom Slayer y de los FPS en general pero tengo un problema, mantengo una relación tóxica con Call of Duty.

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