
Game Review: Deliver At All Costs
Game Review: Deliver At All Costs
Un debut sueco que mezcla humor absurdo, física realista y un guion que se va de las manos.

Deliver At All Costs es el debut del estudio sueco Far Out Games, que se encuentra disponible desde el 22 de mayo de 2025 en PlayStation 5, Xbox Series X/S y PC (Steam y Epic Games Store, donde incluso estuvo gratis durante su primera semana).
Lo jugué en PlayStation 5 y me encontré con una propuesta singular: un action-adventure de mundo abierto que combina humor absurdo, destrucción física total y una trama de ciencia ficción que arranca en 1959. La pregunta central es clara: ¿puede sostenerse un juego entero con la promesa de destruirlo todo y al mismo tiempo narrar una epopeya conspirativa?

Esta Game Review está libre de spoilers.
¡Es seguro seguir leyendo!

La historia gira en torno a Winston Green —o Winston Booker—, un exingeniero de la Comisión de Energía Atómica convertido en repartidor de la empresa We Deliver. Lo que arranca como un relato ligero y absurdo (entregar sandías podridas o fuegos artificiales encendidos) pronto vira hacia el misterio, la traición y la ciencia ficción. El guion se atreve a mezclar tensión nuclear, visiones de un zorro rojo y un artefacto alienígena que abre portales al futuro.
La progresión narrativa se estructura en tres actos bien diferenciados: la explosión literal de St. Monique, las conspiraciones en Shellington Falls y la revancha final en la metrópolis New Reed. El tono oscila entre la sátira cincuentera y un thriller oscuro, con giros que recuerdan tanto a BioShock Infinite como a las vueltas delirantes de Deadly Premonition. El problema es que, hacia el final, el guion se dispersa en exceso: demasiados personajes secundarios y revelaciones que restan cohesión. Aun así, deja huella por lo atrevido y lo raro.


El corazón del juego está en su mundo abierto con vista isométrica en tercera persona. Cada ciudad ofrece misiones principales y secundarias, cofres ocultos y vehículos modificables. La gran novedad es la destrucción total: edificios, puentes y coches pueden reducirse a escombros gracias a una física caótica que invita al descontrol. Esa misma libertad tiene consecuencias: cuanto más rompas, más policías aparecerán, obligándote a esconderte en contenedores para enfriar la persecución.

El vehículo protagonista, la camioneta “We Deliver”, es casi un personaje más. Puede equiparse con cabrestantes, airbags externos, pinchos o bocinas absurdas, lo que genera situaciones divertidas y estratégicas. Sin embargo, tras varias horas, las misiones comienzan a repetirse y la sensación de evolución se diluye: muchas entregas se resuelven igual, y los cofres con materiales se vuelven rutina. En lo técnico, el juego cumple: los FPS se mantienen estables y los tiempos de carga son cortos, aunque algunos bugs de colisión empañan la experiencia.

El estilo visual abraza con fuerza la estética de 1959: carteles pintorescos, vestidos lunares, autos cromados y rascacielos emergentes. Cada ciudad tiene personalidad: St. Monique luce como un paraíso tropical condenado; Shellington Falls refleja la calma rural con grietas bajo la superficie; y New Reed brilla como metrópolis futurista.

Los personajes están bien modelados pero no impresionan; lo que destaca es la destrucción dinámica, capaz de transformar un escenario entero en ruinas en cuestión de segundos. En lo sonoro, la música rock’n’roll acompaña con energía, mientras que los efectos de crujidos, derrumbes y motores potencian el caos. El doblaje en inglés es cumplidor, con un Winston expresivo, aunque algunos secundarios quedan en la caricatura. Hubo momentos memorables, como atravesar Shellington Falls mientras el volcán de St. Monique ruge a lo lejos.

Deliver At All Costs es un juego distinto, y eso ya es un mérito en tiempos de fórmulas repetidas. Sus puntos fuertes están en el caos físico, la destrucción total y un humor absurdo que convive con giros narrativos de ciencia ficción. Sus debilidades son claras: historia dispersa, misiones repetitivas y escasa evolución jugable.
Aun con sus fallas, es un título recomendable para quienes buscan experiencias experimentales, cortas y memorables, sin importar que la trama termine desbordada. No es un nuevo clásico, pero sí una rareza digna de probar.
